De viaje

¿Alguna vez han escuchado a una vaca gritar? No mugir, no, GRITAR.
No...
Realmente ustedes nunca han escuchado a una vaca gritar así. Así como gritó esa desgraciada aquella noche calurosa de... ¿primavera?
El grito fue tan desgarrador que los perros se quedaron paralizados.

Probablemente piensan que estaban dormidos, pero estoy seguro de que se quedaron paralizados de miedo a causa del terrible grito que soltó la vaca.

Era mi deber ayudar a la pobre vaca en desgracia, presentí yo que ese grito fue de dolor.... un dolor incontenible... un dolor que no podía estar guardado más tiempo, tanto así era que hasta por los lagrimales le salía dolor, por el ombligo le salía dolor, por valgaseaellugar le salía dolor, transpiraba dolor y eso se notaba en el grito que había.... ¿gritado? Due to that, fui a investigar.

Pasando un potrero, un árbol de mango, una fosa séptica, un ventilador, un brócoli y un caballo encontré la guarida de una bestia mitológica... una criatura tan aterradora que espantó al mismísimo Miguel de Cervantes... 

Esa criatura tan espeluznante era... una ardilla gigante que vendía bon ice. Como el héroe que no soy pero que me considero sentí la obligación de entrar por aquella vaca en desgracia.

Entrando no pude evitar ver que había tortillas y periódico tirado por el suelo, típicas señales de que era la guarida de una bestia. Me detuve un momento para oler el estado de descomposición presente en las tortillas. Carajo, en ese momento tenía la nariz tapada, por lo que oler las tortillas me fue imposible.

Gracias a mi nariz siempre oportuna tuve que lamer las tortillas, deduciendo así que si estado de descomposición era.... ¿recién compradas en la tiendita de la esquina? Eso no tenía sentido, todo lo demás sí: la ardilla, el carrito de bon ice, un dedo roto, brócoli... pero ¿tortillas recién compradas? La única explicación razonable era que la bestia rondara por ahí, que la bestia estuviera cerca de mi.... tan cerca de mi como para lamerme el cuello saboreando cada gota de sudor que provenía de él, después relamiéndose los bigotes, esos bigotes de asesino que tenía.... aunque en lo personal los describiría como bigotes de Zapata, pero eso varía en gustos y colores.

Cuando sentí la babosa, pegajosa, resbalosa, asquerosa y húmeda lengua en mi cuello me volteé instantáneamente en posición de ataque, pero al voltearme se desencadeno una reacción en cadena en mi cuerpo: se me erizó el vello de la nuca bajando hasta el trasero, escuché un zumbido horrible, vi mi vida pasar frente a mis ojos (y me di cuenta de que muchas cosas en las que creía fuertemente eran memorias falsas o implantadas), me dieron ganas de hacer pipí y desenvainé mi.... abrecartas autografiado por Lemmy. Pero el terror fue demasiado y lo arrojé hacia la criatura mitad pitufo mitad canguro radioactivo con orejas de oso panda.

Era algo más o menos así:

Era la cosa más espantosa que jamás hubiera visto...

Y si eso hubiera sido un juego, el sería el primer jefe del nivel 8, cuadrante Zero.

Por suerte, un ventilador en el techo de la caverna le cayó y se murió sin dar batalla alguna... Aunque, claro, a la prensa le diré que la pelea fue fiera y que casi me quedo sin pierna por culpa de la bestia, ¡Ahí de ustedes si le dicen a los medios que se murió de un ventiladorsazo!

Ejemm.... ¿en que iba? Oh sí, mi triunfal batalla recién terminada con la cosa fea esa. Después de comerme un taco de pechuga de.... esa cosa, fui más adentro de la cueva hogar de una ardilla gigante que vende bon ice. 

El olor a muerte estaba impregnado en el lugar...

Y lo siguiente que vi fue perturbador... Pero como sé que el morbo humano es lo más grande que hay y que siempre existirá en cuantiosas cantidades les diré qué fue lo que vi.

¿listos?

Vi una máquina eficiente y chingonamente acomodada para ordeñar a las vacas justo antes de que las metieran a una trituradora, después de pasar por varios tubos y brócoli, salía una sustancia de consistencia pastosa que asemejaba nieve de pasta. Algunos chorros de esa pasta eran color mamey, otros morado, otros blancos, otros con alpiste y montones de colores más. Seguí con la vista la infinidad de tuberías y me encontré con el final de aquella obra maestra de la ingeniería moderna. Pero... toda esa maquinaría pesada y un madral de oompa loompas trabajando como negros para hacer ¿bon ice? Primero pensé que era la cubierta nada más, pero no, esa era toda la operación. Operación Morsa en Pañales, le decían los chiquitines de los oompa loompas.

Y, pensándolo bien, el carrito de bon ice perteneciente a la ardilla gigante ahora tenía mucho sentido.

Pero mi misión principal no era apreciar y tratar de aprovechar con fines de lucro la Operación Morsa en Pañales, sino que era la de salvar a una vaca en aprietos. Investigando un poco me di cuenta de que la vaca que gritó al principio de una vaca estaba sola, en un corral.

Fui y con educación le pregunte el por qué de sus gritos de zarigüeya embarazada teniendo yo como respuesta muchos sonidos guturales. Al ser el criptólogo chingon que soy, descifré sus penas de entre tanto sonido gutural. Era porque tenía todo lo necesario para conectarse a internet y escuchar algo de buena música para amenizar el ambiente de muerte que ocasionaba la Operación Morsa en Pañales, menos la clave del Wi-Fi* del vecino. 

Pónganse en las pezuñas de la vaca, imaginen que tienen ubres, orejas pachoncitas y que es muy divertido que los nalgueen, ¿ven como estaría de la chingada no tener el güai fai del vecino con una conexión de 20 Mb/s? Es más, tanto coraje estaba conteniendo la vaca que, en una rabieta, destruyo su corral dejando completamente inservible su PS2 y ahora estaba más deprimida que nunca.

Un buen samaritano como yo no pudo soportar ni la escena ni el sufrimiento del pobrecillo animal, así que hice lo que cualquiera de ustedes hubiera hecho: me comí a la vaca enterita, con todo y pezuñas... claro que la nalguee primero, pero ese no es el punto. El punto es que me la comí con un chingo de sal y tajín y que ya resiento la gastritis.

Habiendo hecho mi buena obra del día, estaba tranquilo conmigo mismo.... hasta que una vaca me gritó:

Vaca1: Oh, mira, si es el nalguea-vacas

Vaca2: Sí, seguro viene a nalguearnos

Vaca3: Hey ¡Hey, nalguea-vacas! ¿No quieres darme una buena nalgada? Mira, mira mi culo regordete, tu sabes que quieres nalguearme... ¡Vamos, no te contengas!

DvD: Oigan, chicas, chicas. Vine en una misión de búsqueda y rescate, no a seducirlas

Vaca3: ¡Seducirnos! Ja. Flaquito, no podrías seducirnos ni aunque lo intentaras con todas tus fuerzas

DvD: ¡Cállate Carlota! Espera... mmmm, eres suave y esponjosa.... Te me antojas como para roast beef... nos vemos a la hora de la comida, nena *le guiña el ojo a la vaca*

Después regresé a mi casa, pero a la salida me estaba esperando la ardilla gigante con su carrito de bon ice... Sabía que no sería tan fácil salir de ahí. Odio tener siempre la razón...

Supe en ese momento que me cargaría la chingada... Lo presentí...

Pero lo que hizo la ardillota fue regalarme un bon ice de'sos bien ricos que hace con vacas. "¿Por qué?" Le pregunté; "squish squish, scomenna scommena, blargh" me respondió. Osea que el haberme comido a la vaca que hacía mucho ruido y detenía la Operación Morsa en Pañales me dio un bon ice experimental gratis.... genial. Cuando introduje el bon ice en mi orificio bucal fue como si llegara al cielo. Era.... sencillamente delicioso. Total, le agradecí a la ardilla, la ardilla me dijo "scommena squish" y me fui a mi casa a comer.

Después de tanta acción en un día me puse a reflecionar: ¿Por qué nadie toma en cuenta los sentimientos de Lady Frambuesa?

No sé... ustedes díganme...

...

Cambio y Fuera

...

*Wi-Fi: Wilfred finally found some love