Buscar en este desmadre...

sábado, 23 de abril de 2011

Ho-ho-ho-hooray fetus!

Breaking-fuckin'-news!!

Me voy de viaje, a un pueblo abandonado por la garra tentaculosa de Cthulhu. Un lugar sin internet, ni señal de celular, donde solo hay 3 canales. Los mismos 3 canales que flotan en el aire por todo México. Esos tres canales que son más territorio Telcel que Telcel.
Así que esto se empolvará un poco. PERO SÓLO UN POCO, pues vuelvo en una semana or some shit like that.

Imaginen que les comento cosas bien padrísimas en sus blo's, porque no lo podré hacer.
Llegando les contaré como, seguramente, nalguearé a una vaca.... eso o simplemente compondré canciones en la guitarra... canciones sobre nalguear vacas.




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Cambio y Fuera
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jueves, 21 de abril de 2011

Superman

Pues ¿Qué les puedo contar? ¿Que el alcohol etílico sabe igual a una toronja amarga? ¿Que lo genial de los horarios de la prepa se acabaron empezando segundo semestre? ¿Que System of a Down harán gira por Europa y que ojalá piensen que somos parte de Sudamérica porque van a ir? ¿Que quieren que hagamos la obra escolar otra vez? ¿Que voy a ir al concierto de Rammstein y espero no llevarme un gran fiasco como con Maiden? ¿Que si tienen un hijo y va mal en las calificaciones pero tiene un boleto para el concierto de la vida no deben prohibirle ir? ¿Que deben dejarlo ir y después, si quieren, castrarlo, pero dejarlo ir? Pues no, no contaré nada de eso.


Les contaré la historia de un pequeño niño enfermo. Pero no era un niño enfermo cualquiera y no era una enfermedad cualquiera: era un niño... un niño... de acuerdo, sí era un niño enfermo cualquiera; pero su enfermedad no era una enfermedad cualquiera, era un resfriado.
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¿Qué?
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Bueno, bueno. Su enfermedad era una mezcla de gripa con ébola... chan chan chan
¿Era eso lo que querían? Malditos depravados... Pues era resfriado común, nada más.

Pues este niño... amm... pues... pues era un niñito común y corriente (más corriente que común)  y con ganas de aprender algo nuevo día a día... pero como era un bruto no podía ¡pero las ganas nadie se las quitaba!

El mentado chamaco (para poder aprender algo día a día) siempre andaba revisando debajo de

  • piedras,
  • de estanques,
  • de campos de mini golf,
  • de computadoras,
  • de botellas de Jack Daniel's (o, en su defecto, de Johnny Walker Black Label [pero no es que el narrador sepa algo de eso... le han contado]),
  • debajo de coches,
  • de puestos de hot dog's ambulantes
  • y debajo de faldas (ya fueran colgadas o siendo usadas)



Entonces ¿Qué aprendió cada una de esas veces nuestro querido y carismático niño enfermo? Lo diré en orden:

  • que los grillos saben bien con froot loops
  • que el resfriado empeora si te mojas con agua fría
  • que los aspasos de un molino de viento en miniatura duelen
  • que no es buena idea usar un CPU de calentador de agua
  • y tampoco lo es emborracharse estando enfermo
  • la marca de una llanta no cuenta como tatuaje
  • los hot dog's saben mejor cuando no estan en tu trasero
  • el hospital cuesta caro (leáse las mujeres son muy sentidas)



El punto es que, a diario, quería aprender algo nuevo, y estuvo muchos años aprendiendo cosas importantes, necesarias e interesantes como las de arriba, hasta que se enfermó de otra cosa. Ahora, además de tener los clásicos estornudos, mocos, dolores de cabeza, cansancio y todo eso, tenía ojos llorosos y rojos, más moquillo, un chingo de frío, tos flemosa de la fea (de esos ataques de tos en los que sientes que se te va a salir el hígado por la garganta), dolores estomacales, flatulencias con exceso de hídrogeno (con un claro olor a huevo podrido) y creo que eso es todo... digo, todo lo malo porque esa enfermedad también le otorgo magníficos poderes, entre los cuales se destacan: el buen gusto y aprecio musical (entiéndase que le gustaba Zeppelin, los bichos, las puertas, los quién, Queen, Tenacious D, SOAD, etc) ¡y asi fue como se convirtió en un súper heróe!
Creo que ahora ustedes lo conocen con un seudónimo un tanto exagerado... ¿Cuál éra? ¡Oh, claro! Superman. Diganme, sinceramente, ¿ustedes sabían la verdadera historia de Superman?



Como sea, el narrador cambio abruptamente el estilo... pues, narrativo. Eso solamente puede indicar una cosa: si esto fuera una película, estos serían los bloopers, el prólogo, los bloopers para mayores de edad, los créditos finales.

Todos ustedes son el rival más débil. Mientras que yo paso a la siguiente ronda, ustedes, simplemente, se van.

Y, además de todo eso, me acaban de asaltar. Soy cinta amarilla en kenpo y pude haberle roto el codo con estilo y muy poco esfuerzo, pero una vocecita dentro de mi cabeza me dijo que estaba mal y que no lo hiciera. Maldito drogado, tuvo suerte de que la vocecita habló... Y diganme agresivo si quieren, pero tengo ganas de romper aunque sea un codo este año.
Por cierto, un gusto volver con ustedes y al mundo del internet, jaja.










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Cambio y Fuera
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sábado, 9 de abril de 2011

De esos días...

...En los que haces tan pocas cosas, que parecen muchas cosas y lo recuerdas y parece que las hiciste ayer.
¿Qué? ¿Nunca les ha pasado? No han vivido...


Bueno, el punto es que ayer fue uno de esos días. Hice muy pocas cosas, pero parecieron bastantes por la proximidad entre ellas.
And here we go:

En la mañana me desperté muy feliz. No por el hecho de que no había clases, sino por el de despertarme tarde. Aaaaahhh.... cómo amo, adoro e idolatro el despertarme tarde... pero bueno, me desperté, puse un poco de música en Sofía (mi PSP [y fue en el PSP porque ya no furula mi memoria de 8 GB para el cel {I hate you, tankman!}]) y me dispuse a cambiarme. Estaba a punto de concluir exitosamente mi cambio de RopaPa'Dormir a RopaPa'LaCalle cuando escuche algo que me llamó la atención. Se escuchaba tan bizarro que tomó toditita mi atención... ¿qué podía ser? Sonaba como un cántico celestial... Era una mezcla entre mis dotes en la guitarra y algo de efectos.... ¿qué pued--? Oh, claro. Así suena mi celular, jaja. Dije, para mí mismo.
Contesté el dichoso aparato que nos permite comunicar aún entre grandes distancias, y escuché la voz de mi fiel escudero y mejor amigo NarizDeBola diciendo algo.... algo así bien padrísimo ¿no? No mames... ¿qué me dijo? Ah, sí, me preguntó que si lo acompañaba al toquín de un amigo nuestro. Ya me habían mencionado eso muchas veces y me habían invitado por feisvuc, pero soy algo distraído para las reuniones sociales; entonces NarizDeBola me habló para confirmar. Le dije que sí, porque era hasta las 21 hrs y yo no tenía nada que hacer más que dormir. Él me dijo Ok, voy a tu casa, de ahí nos vamos al kenpo y del kenpo al barecillo mierdero donde será el toquín, un "uh huh" le bastó como confirmación y colgué.
Tenía todas las de irme a dormir cuando mi novia (ahuevísimo, todavía tengo novia) me mando un mensaje.

Hey gary, no quieres venir al monumento?
Es que de aqui voy a ir a norecuerdoquedecíaaquí
y no me quiero aburrir
ya sabes que juntos no nos aburrimos....
entonces, te espero aqui? es a las 11

No pude hacer menos que... pues, tratar de hacer caso omiso al mensaje y dormir... pero a los15 minutos de dormir (o al menos tratar de hacerlo), noté una ligera sensación de culpabilidad. Esa sensación de "no mames, ¿Cómo le voy a hacer eso?" y recordé que, antes de que me hablara NarizDeBola, tenía intenciones de cambiarme así que eso fue lo que hice. 
Todo ese tiempo estuve escuchando música, así que no hubo necesidad de encender un aparato eléctrico y hacer que entonara una buena melodía. Me cambié al ritmo de My Michelle y a los 3 minutos estaba más que listo para emprender una aventura mágica y mística hacía el centro de mi ciuda' (que yo sé mi ciudad es puro centro, pero bueh...). Le eché una miradita rápida a mi reloj y vi que faltaban 15 minutos a las 11. Empecé a hacer rutas mentales para ver en qué combi me era más fácil y rápido llegar al monumento. Ya hecha esta decisión fui hacía el lugar ese feo donde se detienen las combis esas feas de color verde que pasan enfrentito del monumento.
....
2 minutos...
...
....
8 minutos...
...
10 minutos...
...
Y ahí me tenían esperando... como pendejo, por 10 minutos y yo, siendo algo puntual, por ende no podía darme el lujo de llegar tarde. Fue entonces cuando vi una combi verde toda pitera, que era mi única esperanza después de 10 minutos de estar como imbécil parado ahí. Le pedí a Cthulhu que no hubiera tráfico para que pudiera llegar en los 5 minutos que tenía, y que después pusiera toda su atención en los niños desnutridos al rededor del mundo. 
Yo, al ser uno de los consentidos de Cthulhu, siempre me pasan cosas mucho muy mierderas y piteras (Pero lo soporto, porque Bear Grylls es mi pastor y nada me faltará) y también, por esa misma razón, llegué en 5 minutos al monumento ¡Ahuevo! y sólo faltaba localizar el punto de reunión.
Eso puede parecer tarea fácil, pero en serio no lo es. 
Como sea, después de un corto periodo de tiempo, localicé a mi noviecitalindayamada. Nos saludamos e hicimos esos rituales extravagantes que la gente que se considera normal hace cuando ve a una persona sin haberla visto desde el día pasado or some shit. Luego nos encontramos con 3 individuos del salón escolar de mi noviecitalindayamada y fue apenas entonces cuando me enteré del propósito intelectual de esa reunión: Ir a casa de otro güey del mismo salón, porque él tiene un programa que ellos necesitan.
Nos pusimos de acuerdo en que combi subirnos, tomando en cuenta el viento, el sol y los peces. Llegamos a la conclusión de que la morada 2 sería la opción ideal (eso porque olvidamos que la azul B pasa en frente de la casa del individuo con el programa necesitado, y ninguno le pusimos atención a mi noviecitalindayamada cuando dijo eso) así que esperamos. Después de unas cuantas combis que no eran, otras llenas y unas cuantas mentadas de madres nos subimos a LA combi. 
15 largos y aburridos minutos después, estábamos en la casa de un tipo todo alto que conocía de vista, pero no le hablaba. Llegamos, nos dio el disco, lo copiamos, le pedimos de comer, no nos dio de comer y nos fuimos.
Fue entonces cuando me di cuenta de que en verdad tenía hambre.... pero vi a una linda tortiguita en una pecera y se me olvidó.
10 minutotes después, mi noviecitalindayamada y yo nos bajamos de la combi pitera en la que veníamos. Nos preguntamos qué podíamos hacer un viernes por la mañana. Fue entonces cuándo me di cuenta de que no hay nada nada nada que hacer en mi ciuda' Morelia.
No es como que pudieran llegar y Oh mai cat, mira cuántas pendejadas hay para hacer y/o distraerse un rato. Esta ciudad es maravillosa No, no, no, más bien sería algo así como 
-Wow, mira que esplendidas construcciones coloniales hay en el centro de esta ciuda', ahora veámos que hay para hacer. Amor ¿qué se te antoja hacer en esta ciuda'? Mira, hay edificios coloniales.
-Sí sí, muy bonitos y todo, pero ¿qué hacen aquí para distraerse?
-Pues.... ahí esta el cine XXX
-Pero nos saldremos como a los 15 minutos, además para eso no es necesario pagar, if you know what I mean
-Podemos ir a pepear a los centros comerciales (pepear: lo que hace un pepón en cualquier lugar)
-¿pepear? Pinche asco
-Ya sé, mejor vayámonos a Cancún, ahí sí que hay cosas que hacer
-Ahuevísimo, en Cancún hay tortugas  :B
Entonces no teníamos ni pinche idea de a dónde ir. Dimos unas cuantas vueltas a lo pendejo y se me ocurrió que podríamos ir al cine. Y ahí nos tenían, bien felices caminando hacía el cine.... hasta que recordé algo.

DvD: *grito ahogado*
Noviecitalindayamada: ¿Qué paso, gary? ¿Por qué de repente pusiste esa cara de estreñido?
DvD: Ah, no es nada... [carajo, ojalá esté abierto el goddamn cine]
Noviecitalindayamada: Aw, ¿ya viste? La porquería esa de cine está cerrada...
DvD: Sí... me temía que este día podía llegar... Tenemos que tomar medidas extremas, cómo en mis años en Vietnam
Noviecitalindayamada: ¿Qué chingados? Sabes que me encantan tus malviajes, gary, pero mejor vamos a preguntar a qué hora abren

Y preguntamos, nos dijeron que las funciones empezaban como en 30 minutos pero que podíamos esperarlos dentro del cine. Fuimos a comprar los boletos y las botanas.
Osea que ya estábamos dentro del cine para.... pues, para hacer lo que se va a hacer al cine, donde esta oscuro, cada quién esta en sus asuntos y no te presta atención, donde te puedes ir hasta atrás para que menos se enteren de tu existencia... esa cosa es: ver la película por la cual pagaste más de $100.
Pero, si eres como mi noviecitalindayamada y yo y te metes a ver la película por la cual pagaste y después te metes a otra sala sin ser visto, puedes hacer de todo.... o CASI de todo. Meh... con lo que hicimos fue más que suficiente, jajaja.
Todo ese desmadre (un mucho muy buen desmadre, si saben a que me refiero xD) terminó a las 5:50, y yo me tengo que ir al kenpo a las 6:00, no había comido ni madres (más que a mi noviecitalindayamasa, pero fue otro tipo de comer, ese tipo de comer que no aporta nutrientes ni carbohidratos) así que me tenía que apurar a llegar a mi casa, comer, cambiarme y emprender el viaje hacia el kenpo. 
De camino a mi casita, quise enviarle un mensaje a mi noviecitalindayamada y me di cuenta de que tenía 3 llamadas perdidas y 2 mensajes nuevos. Oh, vaya, me extrañan pensé, luego vi que eran de mi amdre y de NarizDeBola esas llamadas y mensajes.
El de mi madre santa decía:
Hola, NarizDeBola está aquí en la casa
¿por que no me contestas? chingado chamaco
te esperamos 

Y el de NarizDeBola decía:
Güey, deja de estar de jarioso con tu novia y vente
vamos al kenpo :3

Así que emprendí la larga travesía del cine a mi casa, que son como 5 minutos caminando (sí, a 5 minutos caminando me quedan Walmart, Home Depot, El Outlet, Gastronómico, cinépolis y ya no sé cuántas pendejadas más, pero son un chingo) y cuando llegué a mi casita, vi que era cierto, ahí estaba NarizDeBola. Le di poca importancia porque estaba un olor delisabroso emanando de la cocina. Fui y me prepare lo que parecía pollo a la noséquechingados con verdura y arroz rojo. Muy buena comida, sin duda. Bien pinche rica.
Después me fui a cambiar, guardé mi uniforme de kenpo (ya no soy cinta diurits, ya soy cinta blanca y la siguiente semana cinta amarilla [ahuevo]) y vi que NarizDeBola estaba planchando su uniforme. Anticuado pensé, y seguí haciendo las cosas que hace alguien de mi condición mental: jugar Metal Slug 3
Ya cuando termino de hacer sus anticuadenciedades, NarizDeBola me hizo un llamado oportuno diciendo que nos fueramos; oportuno digo, porque me estaban partiendo la madre en Metal Slug.
Ya afuera de mi casa, miré el reloj por enésima vez en el día. 6:10, buena hora buena hora, porque nos daba tiempo de irnos caminando un buen tramo para que yo bajara la comida.
Media hora después estábamos en kenpo. El sensei revisó nuestra parte 10 de la serie 40 (40 movimientos para golpear a 4 tipos, nosotros sólo sabemos como madrearnos a 1 tipo con esa serie), pero eso es meramente estético, en la calle ni a punta de madrazos podríamos completar ni la primera parte de la serie 40, es más bien para que aprendamos la esencia básica de los movimientos de kenpo, pero eso es otra historia.
Terminando la primera clase de kenpo, NarizDeBola y yo nos fuimos, porque el toquín de nuestro amigo, que empezaba a las 8 y tantos, pero era en un bar, así que no había prisa. 
De camino, nos perdimos unas cuantas veces, mentamos madres otras tantas, pedimos instrucciones algunas otras y dimos con el bar.... a las 9:15.
Para nuestra sorpresa no había empezado a tocar ni la primera banda, preguntamos el por qué, la respuesta fue más o menos simple: No tenían más de un soporte para micrófono (hasta ahí les habíamos recomendado ser como Los Bichos y cantar ambos en un mismo mic), no había soporte para la tarola de la bataca y no había amplificador de bajo. Hacedme el chingado favor. Todos los viernes tocan bandas en ese barecillo y ¿no tenían esas cosas? Esas son mamadas. Pero había medio vaso de cerveza a $2.... wait, yo no tomo... fuck.
Después de una media hora más, en la que esperamos a que llegaran el ampli y el soporte de tarola, nos dieron las 10 casi, casi. El padre de NarizDeBola había quedado de pasar pos nosotros a las 11:30, así que no teníamos mucho tiempo que perder.
En lo que la primer banda afinaba, nosotros estábamos en el "backstage" con Abstuse (la banda de nuestro amigo), era un cuartito bien chistoso y todo fumado. Había un monton de humo de tabaco flotando por ahí, pero no afectaba mucho la visibilidad, también había cantidades industriales de alcohol en el piso, pero no nos importó mucho, teníamos nuestro propio alcohol en vasos.
Lo único que faltó, en mi opinión, fue que hubiera cantidades desmesuradas de humo de marihuana, tanto como para que no pudieras ver más allá de un palmo de tu cara. No es porque fume eso, o algo así, pero sería una chingonería, jaja.
Después de abuchear a la primer banda y gritar ¡Otra, otra, otra! ¡Pero otra banda! le toco a Abstruse tocar. Fueron muchos covers y una canción de ellos nada más, estuvo chido.
Ya en el carro del papá de NarizDeBola, le comente justamente a NarizDeBola que deberíamos hacer una banda, ya que los dos estamos sin banda y sabemos tocar instrumentos (él la batería y yo la guitarra) y acordamos que debía ser como Green Jello en sus inicios: Una banda muy mala y de metal cómico.

Después llegué a mi casita y cené como mendigo (porque se debe de desayunar como rey, comer como príncipe y cenar como mendigo.... y no recuerdo dónde leí eso... bueno, es una frase, pero no se de quién xD)... aunque la verdad es que no había mucho para comer, por eso cene así.
Después le di un funeral de sonofabitch a mi memoria de 8 GB y a mi cel que se le jodió el flexo, ¿Ven como me pasan cosas bien bizarras cuando Cthulhu hace algo por mi? Me la voy a pensar mejor la próxima vez...
No recuerdo que hice después, pero amanecí abrazando a mi guitarra eléctrica y el ampli estaba en mis pies, who knows...

Y, pues, ese fue de'sos días en los que al final recuerdas lo que hiciste y sientes que fue el día anterior.






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Cambio y Fuera
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domingo, 3 de abril de 2011

El grito del Muerto (H.P. Lovecraft)



El grito de un muerto fue lo que me hizo concebir aquel intenso horror hacia el doctor Herbert West, horror que enturbió los últimos años de nuestra vida en común. Es natural que una cosa como el grito de un muerto produzca horror, ya que, evidentemente, no se trata de un suceso agradable ni ordinario. Pero yo estaba acostumbrado a esta clase de experiencias; por tanto, lo que me afectó en esa ocasión fue cierta circunstancia especial. Quiero decir, que no fue el muerto lo que me asustó.


Herbert West, de quien era yo compañero y ayudante, poseía intereses científicos muy alejados de la rutina habitual de un médico de pueblo. Esa era la razón por la que, al establecer su consulta en Bolton, había elegido una casa próxima al cementerio. Dicho brevemente y sin paliativos, el único interés absorbente de West consistía en el estudio secreto de los fenómenos de la vida y de su culminación, encaminados a reanimar a los muertos inyectándoles una solución estimulante. Para llevar a cabo estos macabros experimentos era preciso estar constantemente abastecidos de cadáveres humanos muy frescos, porque aún la más mínima descomposición daña la estructura del cerebro humano. Y descubrimos que el preparado necesitaba una composición específica, según los diferentes tipos de organismos. Matamos docenas de conejos y cobayas para tratarlos, pero este camino no nos llevó a ninguna parte. West nunca había conseguido plenamente su objetivo porque nunca había podido disponer de un cadáver suficientemente fresco. Necesitaba cuerpos cuya vitalidad hubiera cesado muy poco antes; cuerpos con todas las células intactas, capaces de recibir nuevamente el impulso hacia esa forma de movimiento llamado vida. Había esperanzas de volver perpetua esta segunda vida artificial mediante repetidas inyecciones; pero habíamos averiguado que una vida natural ordinaria no respondía a la acción. Para infundir movimiento artificial debía quedar extinguida la vida nocturna: los ejemplares debían ser muy frescos, pero estar auténticamente muertos.


Habíamos empezado West y yo la pavorosa investigación siendo estudiantes de la Facultad de Medicina de la Universidad Miskatonic, de Arkham, profundamente convencidos desde un principio del carácter absolutamente mecanicista de la vida. Eso fue siete años antes; sin embargo, él no parecía haber envejecido ni un día: era bajo, rubio, de cara afeitada, voz suave, y con gafas; a veces había algún destello en sus fríos ojos azules que delataba el duro y creciente fanatismo de su carácter, efecto de sus terribles investigaciones. Nuestras experiencias habían sido a menudo espantosas en extremo, debidas a una reanimación defectuosa, al galvanizar aquellos grumos de barro de cementerio en un movimiento morboso, insensato y anormal, merced a diversas modificaciones de la solución vital.


Uno de los ejemplares había proferido un alarido escalofriante; otro se había levantado violentamente, nos había derribado dejándonos inconscientes, y había huido enloquecido, antes de que lograran cogerlo y encerrarlo tras los barrotes del manicomio; y un tercero, una monstruosidad nauseabunda y africana, había surgido de su poco profunda sepultura y había cometido una atrocidad... West había tenido que matarlo a tiros. No podíamos conseguir cadáveres lo bastante frescos como para que manifestasen algún vestigio de inteligencia al ser reanimados, de modo que forzosamente creábamos horrores indecibles. Era inquietante pensar que uno de nuestros monstruos, o quizá dos, aun vivían... tal pensamiento nos estuvo atormentando de manera vaga, hasta que finalmente West desapareció en circunstancias espantosas.


Pero en la época del alarido en el laboratorio del sótano de la aislada casa de Bolton, nuestros temores estaban subordinados a la ansiedad por conseguir ejemplares extremadamente frescos. West se mostraba más ávido que yo, de forma que casi me parecía que miraba con codicia el físico de cualquier persona viva y saludable. Fue en julio de 1910 cuando empezó a mejorar nuestra suerte en lo que a ejemplares se refiere. Yo me había ido a Illinois a hacerle una larga visita a mis padres, y a mi regreso encontré a West en un estado de singular euforia. Me dijo excitado que casi con toda probabilidad había resuelto el problema de la frescura de los cadáveres abordándolo desde un ángulo enteramente distinto: el de la preservación artificial. Yo sabía que trabajaba en un preparado nuevo sumamente original, así que no me sorprendió que hubiera dado resultado; pero hasta que me hubo explicado los detalles, me tuvo un poco perplejo sobre cómo podía ayudarnos dicho preparado en nuestro trabajo, ya que el enojoso deterioro de los ejemplares se debía ante todo al tiempo transcurrido hasta que caían en nuestras manos. Esto lo había visto claramente West, según me daba cuenta ahora, al crear un compuesto embalsamador para uso futuro, más que inmediato, por si el destino le proporcionaba un cadáver muy reciente y sin enterrar, como nos había ocurrido años antes, con el negro aquel de Bolton, tras el combate de boxeo. Por último, el destino se nos mostró propicio, de forma que en esta ocasión conseguimos tener en el laboratorio secreto del sótano un cadáver cuya corrupción no había tenido posibilidad de empezar aún. West no se atrevía a predecir qué sucedería en el momento de la reanimación, ni si podíamos esperar una revivificación de la mente y la razón. El experimento marcaría un hito en nuestros estudios, por lo que había conservado este nuevo cuerpo hasta mi regreso, a fin de que compartiésemos los dos el resultado de la forma acostumbrada.


West me contó cómo había conseguido el ejemplar. Había sido un hombre vigoroso; un extranjero bien vestido que se acababa de apear del tren, y que se dirigía a las Fábricas Textiles de Bolton a resolver unos asuntos. Había dado un largo paseo por el pueblo, y al detenerse en nuestra casa a preguntar el camino de las fábricas, había sufrido un ataque al corazón. Se negó a tomar un cordial, y cayo súbitamente muerto un momento después. Como era de esperar, el cadáver le pareció a West como llovido del cielo. En su breve conversación el forastero le había explicado que no conocía a nadie en Bolton; y tras registrarle los bolsillos después, averiguó que se trataba de un tal Robert Leavitt, de St. Louis, al parecer sin familia que pudiera hacer averiguaciones sobre su desaparición. Si no conseguía devolverlo a la vida, nadie se enteraría de nuestro experimento. Solíamos enterrar los despojos en una espesa franja de bosque que había entre nuestra casa y el cementerio de enterramientos anónimos. En cambio, si teníamos éxito, nuestra fama quedaría brillante y perpetuamente establecida. De modo que West había inyectado sin demora, en la muñeca del cadáver, el preparado que lo mantendría fresco hasta mi llegada. La posible debilidad del corazón, que a mi juicio haría peligrar el éxito de nuestro experimento, no parecía preocupar demasiado a West. Esperaba conseguir al fin lo que no había logrado hasta ahora: reavivar la chispa de la razón y devolverle la vida, quizá, a una criatura normal. De modo que la noche del 18 de julio de 1910, Herbert West y yo nos encontrábamos en el laboratorio del sótano, contemplando la figura blanca e inmóvil bajo la luz cegadora de la lámpara. El compuesto embalsamador había dado un resultado extraordinariamente positivo, pues al comprobar fascinado el cuerpo robusto que llevaba dos semanas sin que sobreviniese la rigidez, pedí a West que me diese garantías de que estaba verdaderamente muerto. Me las dio en el acto, recordándome que jamás administrábamos la solución reanimadora sin una serie de pruebas minuciosas para comprobar que no había vida, ya que en caso de subsistir el menor vestigio de vitalidad original no tendría ningún efecto. Cuando West se puso a hacer todos los preparativos, me quedé impresionado ante la enorme complejidad del nuevo experimento; era tanta, que no quiso confiar el trabajo a otras manos que las suyas. Y tras prohibirme tocar siquiera el cuerpo, inyectó primero una droga en la muñeca, cerca del sitio donde había pinchado para inyectarle el compuesto embalsamador. Ésta, dijo, neutralizaría el compuesto y liberaría los sistemas sumiéndolos en una relajación normal, de forma que la solución reanimadora pudiese actuar libremente al ser inyectada. Poco después, cuando se observó un cambio, y un leve temblor pareció afectar los miembros muertos, West colocó sobre la cara espasmódica una especie de almohada, la apretó violentamente y no la retiró hasta que el cadáver se quedó absolutamente inmóvil y listo para nuestro intento de reanimación. Él, pálido y entusiasta, se dedicó ahora a efectuar unas cuantas pruebas finales y someras para comprobar la absoluta carencia de vida, se apartó satisfecho y, finalmente, inyectó en el brazo izquierdo una dosis meticulosamente medida del elixir vital, preparado durante la tarde con más minuciosidad que nunca desde nuestros tiempos universitarios, en que nuestras hazañas eran nuevas e inseguras. No me es posible describir la tremenda e intensa incertidumbre con que esperamos los resultados de este primer ejemplar auténticamente fresco, el primero del que podíamos esperar razonablemente que abriese los labios y nos contase quizá, con voz inteligente, lo que había visto al otro lado del insondable abismo.


West era materialista, no creía en el alma, y atribuía toda función de la conciencia a fenómenos corporales; por consiguiente, no esperaba ninguna revelación sobre espantosos secretos de abismos y cavernas más allá de la barrera de la muerte. Yo no disentía completamente de su teoría, aunque conservaba vagos e instintivos vestigios de la primitiva fe de mis antecesores, de modo que no podía dejar de observar el cadáver con cierto temor y terrible expectación. Además... no podía borrar de mi memoria aquel grito espantoso e inhumano que oímos la noche en que intentamos nuestro primer experimento en la deshabitada granja de Arkham.


Había transcurrido muy poco tiempo cuando observé que el ensayo no iba a ser un fracaso total. Sus mejillas, hasta ahora blancas como la pared, habían adquirido un levísimo color, que luego se extendió bajo la barba incipiente, curiosamente amplia y arenosa. West, que tenía la mano puesta en el pulso de la muñeca izquierda del ejemplar, asintió de pronto significativamente; y casi de manera simultánea, apareció un vaho en el espejo inclinado sobre la boca del cadáver. Siguieron unos cuantos movimientos musculares espasmódicos, y a continuación una respiración audible y un movimiento visible del pecho. Observé los párpados cerrados y me pareció percibir un temblor. Después, se abrieron y mostraron unos ojos grises, serenos y vivos, aunque todavía sin inteligencia, ni siquiera curiosidad. Movido por una fantástica ocurrencia, susurré unas preguntas en la oreja cada vez más colorada; unas preguntas sobre otros mundos cuyo recuerdo aún podía estar presente. Era el terror lo que las extraía de mi mente; pero creo que la última que repetí, fue: "¿Dónde has estado?". Aún no sé si me contestó o no, ya que no brotó ningún sonido de su bien formada boca; lo que sí recuerdo es que en aquel instante creí firmemente que los labios delgados se movieron ligeramente, formando sílabas que yo habría vocalizado como "sólo ahora", si la frase hubiese tenido sentido o relación con lo que le preguntaba. En aquel instante me sentí lleno de alegría, convencido de que habíamos alcanzado el gran objetivo y que, por primera vez, un cuerpo reanimado había pronunciado palabras movido claramente por la verdadera razón. Un segundo después, ya no cupo ninguna duda sobre el éxito, ninguna duda de que la solución había cumplido cabalmente su función, al menos de manera transitoria, devolviéndole al muerto una vida racional y articulada... Pero con ese triunfo me invadió el más grande de los terrores... no a causa del ser que había hablado, sino por la acción que había presenciado, y por el hombre a quien me unían las vicisitudes profesionales. Porque aquel cadáver fresco, cobrando conciencia finalmente de forma aterradora, con los ojos dilatados por el recuerdo de su última escena en la tierra, manoteó frenético en una lucha de vida o muerte con el aire y, de súbito, se desplomó en una segunda y definitiva disolución, de la que ya no pudo volver, profiriendo un grito que resonará eternamente en mi cerebro atormentado:


-¡Auxilio! ¡Aparta, maldito demonio pelirrojo... aparta esa condenada aguja!



















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Cambio y Fuera
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sábado, 2 de abril de 2011

Tacos con pisto

Ayer vimos un retén en.... allá por mi escuelita, supongo que era la hora del café de los tránsitos o no sé. Ellos tienen ganas de un café o de una hamburguesota de McDonal's y, pues, se ponen a hacer retenes a lo pendejo. Entoncese encontré a un perro ayer y, pinche perro, viéndome con cara de Stewie. Así como tránsito, con ojos de "tengoganasdeuncafé,hayquemultaraalguien" y ya cuando alguien nos ve feo, le decimos "¡ya deja de verme como maldito tránsito!" y es por eso que fui el viernes pasado al toquín de la banda de unos amigos (que estuvo mucho muy molón [hubo alcohol, mujeres, música buena en vivo y varios cabrones tirados en el piso {por ebrios y por el slam}]) y después fuimos a chelear al centro. Estábamos todos felices, entre desconocidos (pero parecía que nos conocíamos desde hace putamil años) cantando Gimme Tha Power y después paramos en seco y preguntamos a la multitud "¿A dónde madres vamos?" y nadie supo que responder... Hasta que yo grité "¡Vamos por tacos!" y otro imbécil "Nel, vamos a un bar a pistear"... La verdad no sé que tenía en la cabeza el tipo ¿preferir ir a embriagarse con riesgo a que te violen a ir por unos ricos tacos de perro? Digo, el viernes es perro nuevo, así que no tendría porque habernos hecho daño.
Entonces ahí estuvimos gritando la mitad de la banda "¡Tacos!" y la otra mitad "¡Pisto!" hasta que un hippie gritó "¡Tacos con pisto!" y a todos nos parecío tan buena idea que, hasta empezamos a cantar:
Taco con pisto
de entre las masas
tacos con pisto
para la igualdad de rrrrrrrazas.

Y a cada ser vivo que veíamos le gritábamos "tacos con pisto!!!" y así, hasta que llegamos al lugar predilecto para ingerir bebidas alcohólicas con un porcentaje de alcohol de entre el 3 y el 8% , pero unos malditos fresas joputas insistieron en que fueramos a un bar, que ese lugar era muy naco y blablabla... sólo tengo una cosa que decirle a ellos: ¡huevos, naco! Terminamos ahí de todos modos imbéciles...
La historia de eso es que le dimos como un chingo de vueltas al centro en busca de un bar donde nos dejaran pasar sin pedir identificación y que vendieran tacos. Al final no encontramos ninguno... ¿qQué pedo con Morelia? No hay ningún pinche bar dónde no te pidan identificación, que tenga buena música y que vendan tacos; así de jodido está México.
Después unos tipos dijeron "uuuhuh, vamos por tacos al puesto de tacos de perro de aquí a la vuelta" y yo les entendí algo de que un bar con pisto que a la vuelta, así que los ignore y decidí joderme las encías con limón. Después de que me regalaran una chela (porque era viernes de 2x1 en chelas, ¡ahuevo!) me jodí más las encías con más limón. Terminando de succionar el 5º limón escuché una voz de ultratumba... cantando... Porque las cosas cambian, pero era Bunbury himself el que las cantaba. Todos nos quedamos de "no mames..." y volteamos justo a tiempo para ver a un chango todo feo tocando la guitarra clásica pisando acordes y así y cantando con la voz de Bunbury y otro pinche chango feo con una guitarra española requinteando haciendo que la rola sonara mejor. Yo sé que hoy en día hay muchos imitadores de bunburio, ¡pero este güey le había robado la voz a bunburio! En total se llevó como $50 de nosotros nada más, jaja. No es que sea muy fan de Bunbury, pero el tipo en cuestión cantaba muy chingón; además cantó de los Enanitos Verdes y ellos son la pura onda.
Total, unos 5 minutos después llegaron los tipos que fueron al puestodetacosquevendetacosdeperros y cuando me dieron que no fueron a embriagarse y que fueron a comer tacos de perro, me traumé u__u es que... ¡quería tacos de perro! Los viernes son de perro nuevo, no me harían daño... jum!
Después fuimos a un callejón donde era muy probable que violaran a algún simple mortal, pero no a nosotros dos kenpoistas muajajajaja.... este.. sí.. y me tocó hacerla de psicoanalista y de psicoanalizado.
Al día siguiente ¡comí tacos! Nah, que más hubiera querido... comí cosas... que... pues.... no eran tacos *jum*

Moraleja: Si tienen amigos que en su vida han tomado, es muy probable que se embriaguen con 2 cervezas, así que cuídenlos... cuídenlos o laven sus converse de vómito ajeno.







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Cambio y Fuera
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