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domingo, 6 de mayo de 2012

Humanos

La insaciable avidez humana puede ser sólo comparada con la codicia de la misma especie. Ahora todo lo hacen por dinero, no por sobrevivir ni por ser felices y mucho menos por el ambiente, todo lo hacen por dinero, que se ha convertido en un nuevo dios, que toda la especie humana idolatra y adora.
El ser humano es la única criatura que es capaz de adaptar el entorno a él, en vez de él adaptarse al entorno. Esto ha ocasionado un claro, obvio y grave daño al medio ambiente. El entorno que había sido modificado únicamente por causas naturales antes de la llegada del hombre ahora se esta viendo afectado por la avidez humana, la falsa e impuesta necesidad de querer más, más y más únicamente para él solo. La codicia es un veneno, un veneno que se esparce rápidamente gracias a los gobiernos y sus medios de comunicación, gracias al sistema económico que siempre viene a dejarnos aún más pobres a los que ya éramos pobres.
Hemos olvidado el amor hacia nuestra madre Tierra y hacia nuestros hermanos (cualquier ser vivo que habite en la tierra), ahora sólo tenemos ojos para nuestro nuevo dios, el dios que han impuesto todos los gobiernos, el dios al que si no alabas no progresas, el dinero. Todo es parte del sistema y el sistema es parte de todo. Si queremos hacer las cosas bien, si queremos pensar por nosotros, si queremos darnos cuenta de que todo está mal en este mundo, tenemos que ir en contra del sistema, de lo contrario somos uno más de sus títeres, a quienes controlan a su antojo.
En este mundo el egoísmo, la codicia y la avidez son las únicas cosas que demuestran los seres humanos. Hemos olvidado quienes somos, hemos olvidado de donde venimos, hemos olvidado nuestro propósito en esta vida. Los ricos quieren ver a los pobres a sus pies, quieren ver más títeres, rogando tan siquiera ver al dios dinero, rogando tan siquiera comer una migaja que los ricos tiran a la basura, rogando ver un poco de equidad e igualdad en un mundo sin igualdad. La paz no es no tener guerra, la paz es igualdad entre todos, equidad económica y sin opresión, porque al morir la madre Tierra nos ve a todos como iguales. Ricos y pobres mueren… Todos por igual. Nadie se salva de ese destino.









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Cambio y Fuera
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