Esta mañana...

... Tenía mucha hambre y no había nada de comer.

Fui a ver si había fruta. No había.
Fui a ver si había jamón. No había.
Fui a ver si había tortillas y queso. No había.
Fui a ver si había avena y/o leche. No había.
Fui a ver si había cereal y ¿Qué creen? No había.

No había nada de nada para comer, por lo que me vi obligado a ir a la tienda a comprar algo delisabroso para desayunar. Tenía que ir muy rápido, ya que era el medio tiempo del partido de México y no quería perderme sus momentos más vergonzosos ni como perdían. Contaba con un capital de $50, así que debía comprar algo delisabroso, pero barato.
Después de mucho tiempo de pensar y pensar, decidí comprar medio kilo de huevos, jamón y bolillos. Pedí una bolsa con asas (porque la que me habían dado era una de jamón, no'más que grandototota) pero me dieron como respuesta un No tenemos mi'jo ¿Por qué crees que te di es bolsa fea? Ahora me tocaba hacer la misión más importante del día: llegar con mis huevos sanos y salvos a mi casa.
Al principio parecía una tarea bastante fácil, podía controlar bien la bicicleta y la velocidad, pero la velocidad fue aumentando y cada vez se hacía más difícil controlar el vehículo. Los huevos parecían bailar al ritmo de mi desesperación y querían hacer slam cerca de los tubos de la bici, los salve muchas veces.
Iba rápido, muy rápido, demasiado rápido... No puedo hacerlo... No puedo... Me decía a mi mismo, ¡No seas un llorica! ¡Tu puedes! Sólo faltan unas cuadras... En efecto, sólo faltaban unas cuadras... 3 cuadras... 2 cuadras... 1 cuadra... 5 casas... 3 casas... 1 casa...
Ya estaba en mi lugar de descanso, ya estaba olvidando el stress bajo el que estaba cuando ¡SPLASH! Se me reventó un huevo con la bici... pobre, pobre de mi huevo. Había fallado la misión que mi maestro me había encomendado... Lo siento maestro.
Ahora comería con un huevo menos, pero al menos comería ¿No?

Cuando había terminado de comer, me fui a mi cuarto a jugar un rato Sailent Jil Oriyins. Mi mama había subido a noséque a mi cuarto y yo, que estaba acostado con mi perro, la ignoré (porque no tenía nada que ver conmigo). Después escuche a mi mamá gritando en mi oído ¡Aaaaay! ¡Pinche perro! Me mordió... Mi respuesta ante tal revelación fue ¿Qué? ¿Cómo? ¿Dónde? ¿Cuándo? ¿Por qué? Y ya, mi mamá me explicó que el Draco no la mordió bien, sólo le apretó la oreja con los dientes como diciendo "Le haces algo y te parto toda tu madre mandarina en gajos" Algo así como un guarura.
Ese día no fue uno bueno para mi mamá, porque después una de mis tortuga la mordió en el brazo y le dejó una cicatriz parecida a una quemadura de cigarillo; pero ese no es el punto. El punto es que mis perros, tanto el Draco como Chicho, me defienden de desconocidos o de personas con intención de golpearme (comprobado científicamente) [y reitero] como unos guaruras. Unos guaruras a los que su única paga es bañarlos, darles de comer, cepillarlos y quererlos mucho, ninguna cosa me quita demasiado tiempo o dinero. Son unos guardaespaldas realmente baratos y efectivos, deberían conseguirse unos.
Aaaah, pero cómo quiero a mis perros...



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Cambio y Fuera
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